Source: The Guardian, Photograph: Petros Giannakouris/AP
Idomeni, Greece
A girl looks out from her tent at a train station as she and her family wait to be allowed to cross the border into Macedonia. The bottleneck of refugees in Greece escalated this week as regional officials spoke of a humanitarian crisis on the state’s northern border, where 14,000 men, women and children were estimated to be trapped as a result of Macedonia sealing the frontier
Lejos de aportarme un convencimiento sereno y reconfortante sobre nuestra realidad, cumplir años me produce desasosiego mientras veo cómo la demagogia triunfa en el discurso público, y cómo, en nuestras actividades privadas, nos comportamos con crueldad e indiferencia con nuestros semejantes. El trato dado a las personas que huyen de la guerra en Siria es el epítome del fracaso de las generaciones de occidentales que, cual mal estudiante que acude a wikipedia para entender a Sartre sin leerle, no hemos podido, tras el desastre de la Primera y Segunda Guerra Mundial, asegurar un futuro mejor, más humano, más noble para nuestros hijos y nietos.
En las pequeñas cosas de la vida, la amabilidad y la ayuda ofrecida en situaciones de necesidad merecen el comentario y el elogio extenso en conversaciones con amigos, tal es su escasez. El desdén, la burocracia del desapego y el trámite de la indiferencia abundan por doquier. ¿Es este el futuro soñado o el presente imperfecto declinado por un colectivo tan egoísta como insensible?